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miércoles, 27 de abril de 2011

Escuela-Fábrica




En esta imagen podemos ver a la escuela como una fábrica, en la que observamos:
En la entrada se ve un amplio conjunto de alumnos que entran andando. Estos alumnos son distintos entre sí, tanto en físico como en cultura, religión… A continuación, se seleccionan aquellos alumnos que poseen unas determinadas características, que hacen posible la homogeneidad del grupo y se desechan los alumnos que no pueden ser moldeados.
El método que se sigue es igual para todos, sin ninguna excepción ni adaptación, y da más importancia al conocimiento que al procedimiento.
El trato que reciben los alumnos es igual que el de los robots y la relación entre el maestro y el alumno no existe. De las tres ventanas que dan al interior del edificio la más llamativa es la situada a la derecha, donde se puede ver como se les introduce mecánicamente la lección a los alumnos en la cabeza.
A la salida de la escuela, los alumnos son todos iguales en aspecto físico y en mentalidad, se mueven por medio de una cinta automática y hay un letrero, donde se puede leer: “ser buenos ciudadanos, la sociedad os espera”.

Desde mi punto de vista, la escuela actual se asemeja a lo que observamos en el dibujo, como por ejemplo el desecho de los alumnos que no se pueden moldear.
Evidentemente, esta no es la escuela que yo quiero, ya que la escuela debe dar las mismas oportunidades a todos los alumnos y potenciar al máximo a la persona, además de motivarla a estudiar y a conseguir sus metas.
La escuela debe de ser una institución donde se adquieran conocimientos, mediante los cuales puedas ser libre, ya que tendrás medios para defender y mantener tus opiniones.

lunes, 4 de abril de 2011

¿Qué papel juega una cosmovisión en nuestras vidas?

La respuesta a esto, creo yo, es que nuestra cosmovisión funciona como
mapa de carreteras. Nos orienta en el mundo en general, nos da un sentido de lo que está
arriba y de lo que está abajo, de lo que es correcto y de lo que es incorrecto en la confusión
de eventos y fenómenos que nos confrontan. Nuestra cosmovisión moldea, en un grado
significativo, la manera como evaluamos los eventos, asuntos y estructuras de nuestra
civilización y nuestros tiempos. Nos permite “ubicar” o “situar” los varios fenómenos que
aparecen en nuestro ámbito de acción. Claro que otros factores juegan un papel en este
proceso de orientación (el interés propio psicológico o económico, por ejemplo), pero estos
otros factores no eliminan el rol rector de la cosmovisión propia; a menudo precisamente
ejercen su influencia
Una de las características únicas de los seres humanos es que no podemos funcionar sin
el tipo de orientación y guía que ofrece una cosmovisión. Necesitamos orientación porque
somos, ineludiblemente, criaturas con responsabilidad, quienes por naturaleza somos
incapaces de tener opiniones puramente arbitrarias o de tomar decisiones totalmente
carentes de principios. Necesitamos algún credo por el cual vivir, algún mapa por el cual
trazar nuestro curso. La necesidad de una perspectiva de dirección es básica para la vida
humana, quizás más básica que el alimento o el sexo
una guía para nuestra vida. Una cosmovisión, aún cuando sea medio inconsciente y poco articulada, funciona como una brújula o como una través de nuestra perspectiva de la vida.